jueves, 5 de febrero de 2009

MENSAJES ANÓNIMOS


No hay que ir demasiado lejos de nuestras casas para ver la destrucción de la guerra. La guerra civil española (¿puede ser alguna guerra «civil»?) se pierde entre los muros del pueblo abandonado, desgarrados por las balas y los obuses, para trascender hasta convertirse en un símbolo intemporal de los anhelos de paz. Y entre los escombros de Belchite se oyen gritos, que no palabras, entre sus casas destruidas atronando el alma de los vivos que nos atrevemos a contemplarlas con los ojos del corazón.

Belchite-Zaragoza.
Estela.

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