Ibiza, una isla deshecha a golpe de ladrillo por los empresarios millonarios y los políticos sin escrúpulos. Gracias a que las grúas no pueden llegar a destruir pequeños rinconcitos de playas vírgenes que aún quedan. Aunque no crean, no les faltará la cerveza bien fresca por muy escondida que esté la arena.
Me consuela ver que todavía no le han borrado al mar su color.
Estela.
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